Semblanza
Héctor Xavier nació en Tuxpan, Veracruz, el 3 de diciembre de 1921. Desde niño le gustó dibujar sobre la arena y a los 12 años trabajó en un ferretería donde dibujaba a los clientes.
Llegó a la Ciudad de México en 1938 y se hospedó en la casa de estudiantes de las Juventudes Socialistas Unificados de México, donde conoció al escritor y activista político José Revueltas (autor de El luto humano, Los errores, El Apando, por mencionar algunos), con quien organizaba exposiciones de arte en los mercados de la Ciudad de México y en pueblos aledaños. Fueron amigos cercanos hasta la muerte de Revueltas en 1976.
A principios de los años cuarenta ingresó a la Escuela de Pintura y Grabado «La Esmeralda», donde, a los tres meses, inconforme por la escasez de materiales, realizó una protesta cerrando la escuela.
Conoció al artista plástico Darío Suro, en ese entonces agregado cultural de República Dominicana en México, y lo invitó a su estudio, donde instalaron un taller de pintura en el Hotel Rey, ubicado en las calles de Nilo y Melchor Ocampo en la Ciudad de México, en el que Héctor Xavier dibujaba durante todo el día bajo la instrucción de su amigo Suro. Esto sucedió después de haberse atrevido a realizar una muestra de las obras que venía trabajando, en una de las salas de lo que se llamaba entonces el Museo de Artes Plásticas, hoy Museo del Palacio de Bellas Artes, al darse cuenta de que sus dibujos no estaban a la altura, y debía aprender y trabajar más para llegar a ser un artista.
En 1952 fundó con Vlady la Galería Prisse en la calle de Londres, en la colonia Juárez, para los artistas que ya no seguían los cánones dictados por la conocida Escuela Mexicana de Pintura, e invitaron a Enrique Echeverría y Alberto Gironella. Es en esta galería donde comenzaron a exhibir jóvenes artistas como, por ejemplo, José Luis Cuevas; allí fue el punto de partida de la ruptura con el arte nacionalista. Ese mismo año, Héctor Xavier viajó a Europa y permaneció durante dos años, visitando principalmente los museos de cada ciudad de los países en que permanecía: Francia, España, Inglaterra, norte de África e Italia, donde descubrió a los artistas que más le significaron para su quehacer artístico: principalmente Miguel Ángel, Leonardo, Rafael, Filippino Lippi, por sus magistrales dibujos en punta de plata; a su regreso, viajó a Estados Unidos y permaneció unos meses en Nueva York, donde encontró, en una tienda de materiales para artistas, los blocks de papel ya preparado para recibir la plata. A su regreso comenzó a experimentar con la punta de plata, y así comenzó su fidelidad a esta técnica, que utilizará con otras más hasta el fin de sus días.
En 1958 estuvo dentro de las jaulas del zoológico para retratar a los animales en punta de plata. Asimismo, comenzó a experimentar con otras técnicas tales como tintas y acuarelas chinas y japonesas, sedas y papeles hechos a mano, es decir, aquellas utilizadas por los artistas de países orientales desde épocas muy antiguas, y que implicaban trabajar con gran destreza pues no había manera de borrar o enmendar un dibujo. Fue entonces que tomó la decisión de que el dibujo, en sus distintas facetas, sería para él la obra definitiva; es decir, que dedicaría su vida artística a descubrir los misterios que este medio le ofrecía, retándolo en cada una de sus obras.
Héctor Xavier expuso de manera individual en galerías en México y en el extranjero, así como en museos como el del Palacio de Bellas Artes en tres ocasiones: 1945, 1961 y 1973; en esta última presentó una serie de dibujos eróticos titulada Las tentaciones. En 1984 el Museo de Arte Moderno presentó la retrospectiva Los temas de Héctor Xavier y reunió más de 90 obras que daban cuenta de su trayectoria. En 2006, se llevó a cabo la exposición El prodigio del dibujante, en la Casa Principal del Puerto de Veracruz. En 2021 se expuso su obra en el Museo de Arte de Sinaloa y en el Museo Nacional de Arte. Asimismo, su obra formó parte de numerosas exposiciones colectivas, tanto en México como en otros países.